QUEBEC, 25 Ene. (Reuters/EP) -
La Policía canadiense estima que al menos 32 personas han fallecido o se encuentran "presumiblemente fallecidas" tras el incendio del pasado jueves en una residencia de ancianos de Quebec.
"Creo que todos coincidimos a estas alturas en que hay que asumir lo peor sobre las 24 personas que permanecen desaparecidas, pero hay que comprender también que no vamos a confirmar ningún fallecimiento hasta que hayamos recuperado los restos mortales", declaró el portavoz policial de L'Isle-Verte, lugar de la residencia, al noreste de Quebec.
Según fuentes policiales, consultadas por la cadena de televisión canadiense CBC, uno de los residentes pidió permiso a un empleado para salir a fumar un cigarro, éste se negó y poco después se inició el fuego, que ha calcinado por completo el edificio.
Los Bomberos recibieron una llamada de alerta poco después de las 0:30 horas del jueves. En la residencia viven entre 50 y 60 personas y varias fueron rescatadas por la Cruz Roja, entre ellas 20 heridos que fueron trasladados al hospital local y a Quebec.
Lapointe ha indicado que las operaciones se están viendo dificultadas por el "frío extremo". De hecho, el lugar seguía congelado después de que los Bomberos regasen la zona para controlar el incendio. Ahora los equipos trabajan con maquinaria que produce vapor para derretir el hielo.
"Esta es una situación muy difícil para todos", ha dicho Lapointe, quien insiste en que "todo el mundo está trabajando duro, sin quejarse, independientemente de la difícil situación climatológica".
La alcaldesa en funciones, Ginette Caron, cuyo marido es bombero voluntario, fue una de las primeras personas en llegar a la zona del incendiada, que también obligó a evacuar los edificios cercanos a la residencia. "Todos nuestros pensamientos están con las familias de las personas afectadas por esta terrible experiencia", sentenció.
Por su parte, los dueños de la residencia --que tenía todas las inspecciones de seguridad en regla-- emitieron un comunicado este viernes extendiendo sus sinceras condolencias a las familias de las víctimas y afirmando que no creen poder reconstruir el edificio tras la tragedia.
Mientras la ciudad, de 1.500 personas, espera noticias de sus seres queridos, se ha programado una misa para este domingo en la iglesia de St Jean Baptiste. El sacerdote Gilles Frigon ha asegurado que el servicio estará abierto a todo el mundo que quiera acompañarles en este duro momento.
Por su parte, la Cruz Roja ha hecho un llamamiento para conseguir cerca de 50.000 dólares que estiman que necesitan los afectados por la tragedia. Una cantidad que ha sido aportada este mismo viernes por tres empresas locales.