LA PAZ, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
El número de fallecidos por el motín de la cárcel de Palmasola sigue aumentando y ya son 32 las personas que perecieron durante el enfrentamiento entre dos bandas rivales que se disputaban el control de la zona de máxima seguridad del complejo penitenciario, situado en Santa Cruz, en el suroeste de Bolivia.
La última persona de esta lista falleció a causa de las heridas la pasada noche del sábado, según dio a conocer el Gobierno de Bolivia. Acorde con lo publicado en el periódico boliviano 'La Razón', esta última víctima sufría quemaduras graves en el 90 por ciento de su cuerpo, lo que hacía muy difícil su recuperación.
El violento suceso se produjo la noche del pasado viernes, cuando los reos del pabellón B, todos ellos por delitos de sangre, atacaron la sección A, en la que permanecen detenidos preventivos, con armas blancas y productos inflamables.
Según el ministro del Interior, Carlos Romero, el monopolio de las redes de delincuencia externa que operan dentro de los penales; la provisión de productos ilegales, como alcohol y drogas; "los seguros de vida y protección de los propios interno", y el deterioro de algunos "grupos sometidos" fueron los principales factores que iniciaron la trágica reyerta.
El Gobierno boliviano, que reconoció hace unos días la ausencia de control en algunas cárceles del país por parte de las autoridades competentes, llevará a cabo una serie de medidas con el fin de que no vuelvan a producirse conflictos de este tipo en los penales bolivianos. Así, según informó el director nacional de Régimen Penitenciario Ramiro Llanos, se instalarán en estos centros "cámaras de vigilancia, inhibidores de móviles, controles biométricos-- métodos automáticos de reconocimiento de personas a través de sus rasgos físicos intrínsecos--, además de separar a los internos preventivos o en adaptación de los sentenciados y de alta peligrosidad".