SAN DIEGO (ESTADOS UNIDOS), 24 Jun. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Estados Unidos ha cancelado este lunes sus planes de comenzar a trasladar a los inmigrantes irregulares a California desde el estado de Texas, donde los centros de procesamiento están saturados por un aumento en el cruce de indocumentados centroamericanos, entre ellos niños que viajan solos, según informaron los funcionarios locales.
Se estima que más de 47.000 menores que viajan sin acompañante ingresaron ilegalmente a Estados Unidos entre octubre y mayo, casi el doble que el año previo, lo que ha abarrotado las instalaciones en Texas y generado esfuerzos para llevar a algunos de los inmigrantes a otros estados.
La Agencia de Aduanas y Protección de Fronteras no ha dado un motivo para justificar la cancelación. Un responsable del sindicato de la agencia dijo que la medida responde a los reclamos de la oposición pública.
Agentes de la patrulla fronteriza en el sur de California esperaban que llegase el lunes un vuelo que transportaba a 140 inmigrantes detenidos en Texas, y el jefe de sector de San Diego, Paul Beeson, afirmó que se esperaba que vuelos similares aterrizaran cada 3 días.
De la misma forma, señaló que sus agentes esperaban procesar a los recién llegados y ponerlos bajo custodia hasta que las autoridades migratorias determinen qué hacer con ellos. Sin embargo, finalmente declaró a la agencia Reuters que esos planes habían sido cancelados.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha asegurado que el flujo de niños inmigrantes ilegales es una "crisis humanitaria", y el Departamento de Seguridad Nacional dijo el pasado viernes que está buscando más instalaciones para albergar a los menores.
El ingreso de indocumentados ocurre mientras varios grupos estadounidenses exigen que se permita que los cerca de 11 millones de inmigrantes ilegales que viven en Estados Unidos obtengan una forma de residencia legal.
Los republicanos, por su parte, atribuyen el aumento en el cruce de menores de edad a la decisión de Obama del 2012 de brindar una pausa temporal a la deportación de algunos jóvenes que fueron llevados a Estados Unidos de forma irregular por sus padres.